"UN SUEÑO MUY DESGRACIADO".
"Ha llegado a mis oídos;
que he sido muy criticado,
no miro nunca mi ombligo...
Y he quedado muy hastiado.
Me dicen que estoy muy verde;
como poeta soy malo,
quisiera haber quien me entiende...
Si lo mio es reciclado.
Quien lo dice es ignorante;
y no saben hacer "rimas",
escriben y echan "palante"...
Lo que hacen no lo estiman.
¿Que me dedique a las flores;
a los paisajes y montes,
si me encantan sus olores...
Pero pierden hasta el norte.
Si un poeta va sin rimas;
sólo es aficionado,
a no ser los que se arriman...
Están tontos y trastornados.
¿Que gano yo por ejemplo;
cantándole a la azucena,
o a la rosa de buen tiempo...
Si no me gano la cena.
La poesía moderna;
habla de la cruda vida,
de las rubias y morenas...
Que eso si son maravillas.
Un día conocí a una moza;
me criticó muy grosera,
sólo le dije...¡¡que hermosa!!...
Me tiró por la escalera.
Bajó corriendo asustada;
me vio con sangre y pellejo,
-¡¡ya no aguanto cabronadas...
De hombre y muchos tipejos.
Me dio su mano y me dijo;
si la quería denunciar,
a mi me importaba un pijo...
Si era sólo un animal.
Me levanté agraviado;
me fijé en sus ojillos,
yo ya estaba condenado...
Su voz parecía de un grillo.
Siete volteretas di;
bajando los escalones,
pero nunca pretendí...
Que hubieran tantos cabrones.
Era un corro de infamantes;
pero nadie me ayudaba,
era sólo difamante...
Con tres días que ayunaba.
Perdida hasta la vivienda;
por no pagar a los bancos,
se la quedaron de prenda...
solía dormir entre bancos.
Por vergüenza y dignidad;
no iba a los comedores,
por mucha necesidad...
Habían familias peores.
La moza me acompañaba;
y me metió en un gran coche,
ya me venia la empanada...
Y así recayó la noche.
Me encontré en una gran casa;
con criado y camarera,
la joven era de casta...
Y los muebles de madera.
Quiero decir buenas marcas;
señoriales y muy finos,
aquella joven en sus "arcas"...
Tendría unos caros vinos.
Al rato vino un doctor;
me miró por todo el cuerpo,
tres costillas y moratón...
Y me vendó como un cuervo.
Quise hacer un comentario;
más no pude hacer inciso,
más parecía un balneario...
Treinta más grande que un piso.
Ya se marchó el matasanos;
algo comentó en corrillo,
me sentí como un gusano...
Pero cené a tres carrillos.
Eso decía yo al comienzo;
las rimas son poderosas,
rimando como yo pienso...
Con poesías desastrosas.
Bonito es el pensamiento;
y el cantar como lo dicen,
sólo es tener sentimiento...
Pero cuatro me maldicen.
Me metieron en el baño;
y me quitaron la ropa...
no lo hacia desde hace un año...
Solo me lavé la "popa".
Me dieron la ropa nueva;
ropa fina y elegante,
con ropa uno se renueva...
Hasta parecía un cantante.
Me había afeitado la barba;
sólo cumplía los cuarenta,
en un espejo con barra...
La joven quedó contenta.
¡¡Por Dios que cambiado estaba;
con aquel traje tan fino,
no sabia ni recordaba...
Si era blanco o filipino.
La miré y quedé confuso;
la miraba sorprendido,
vestía un traje muy ruso...
Y me quedé muy rendido.
Era un vestido elegante;
con sus enaguas floridas,
mi vista quedó al instante...
En sus manos unas bridas.
Me indicó que la siguiera;
no me dejó ni que hablara,
eso no lo hace cualquiera...
Me dijo "chitón"... parada.
Me indicó la habitación;
con una cama muy grande,
casi me hizo ilusión...
Espero que no atragante.
Así pasaron seis meses;
le había contado mi historia,
poeta con entremeses...
Allí vivía en la gloria.
Ayudaba al jardinero;
y le ayudaba en las compras,
ayudaba al cocinero...
Y lavaba hasta la ropa.
Un día que iba a una fiesta;
me comentó ella muy seria,
Que después de hacer la siesta...
La acompañara a la Feria.
Me encontré un traje nuevo;
con corbatas y tres camisas,
zapatos de fino cuero...
Como si me fuera a Misa.
En la Feria de Sevilla;
había cante y cachondeo,
yo no tenia calderilla...
Me miró y vi choteo.
Metió su mano en su bolso;
y me entregó un buen fajo,
yo la miraba goloso...
Comía sin ningún trabajo.
Aquella noche pasó;
de tanto baile y sus finos,
a las cinco me besó...
Y se quitó su vestido.
Llevaba medias de seda;
enganchadas en su "corpiño",
sus manos blancas de cera...
Las miraba como un niño.
El sostén cayó en la cama;
vislumbré pechos macizos,
entonces perdí la calma...
Y me abalancé a sus rizos.
La oí gemir como loca;
me apretaba la cabeza,
entonces besé su boca...
Su cuerpo quedó muy tiesa.
Cuando desperté era día;
el sol arrasaba el cuarto,
ella me dio...¡¡buenos días!!...
Y dos besos sin teatro.
¿Si eran las seis de la tarde;
y la cabeza perdida,
con la intención de prestarle...
Viendo a la joven rendida.
Ella tenia una Empresa;
y se levantó muy pronto,
tres bodegas con Dehesas...
Y yo dormí como un tronco.
La historia larga y hermosa;
era viuda y sin hijos,
era linda y muy preciosa...
Y a mi me importaba un pijo.
Desperté con sobresalto;
al notar el zarandeo,
era un policia muy alto...
Y no queria más cachondeo.
¡¡Joder el maldito sueño;
me ocurre por desdichado,
se acabó ya de ser dueño...
Con un sueño desgraciado.
"Guti".
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