Se acaba la primavera;
faltan días para el verano,
su calor siempre es de vera...
Son como primos hermanos.
La brisa al final de mayo;
la sofoca, y hay calor,
los campos están en flor...
Cuando se quita uno el sayo.
Cuando ruya el ruiseñor;
llamando a su compañera,
con sus llamadas de amor...
Con pleitesía lisonjera.
Así nunca habrá manera;
cuando están enamorados,
con paciencia y con cuidado...
Termina la primavera.
Ha comenzado el verano;
las mieses la están segando,
las máquinas están trillando...
Con expertos veteranos.
Los olivares y los pinos;
con sus sombras y poderío,
muy cerca corre un gran río...
Que corretea su camino.
Su final es el gran mar;
un mar azul y muy verde,
tras un fuerte vendaval...
Donde los hombres se pierden.
Con sus barcas marineras;
busca el sustento los hombres,
con hazañas verdaderas...
Las cuales no tienen nombre.
El sol desprende su fuego;
siendo el calor sofocante,
se ven barcas muy distantes...
Su trabajo no es un juego.
Vuelvo al campo en mi paseo;
bajo un pino hago el reposo,
leo un libro que poseo...
Siento un picor doloroso.
Mi visión ve un avispero;
defienden su territorio,
pensando que era irrisorio...
Me encontré de prisionero.
Me alejé de aquel gran pino;
de vecinas tan molestas,
con mis brazos doloridos...
Y con picores en mi testa.
Regalo la primavera;
y también este buen verano,
me han picado hasta en las manos,
y ese sol tan veterano,
que me quema las caderas...
Por ser tonto, y ser humano.
Su presencia es que me abruma;
con su fragancia y su aroma, como olas con su espuma...
Que vuelan como palomas.
Son rumores muy sonoros; como la brisa y el viento,
con sus destellos de oro... Que desplazan sentimientos.
Me sonríe tantas veces;
cuando me besan la arena,
que a veces hasta me entristece... Mientras se mueren de pena.
Las toco y se desvanecen; oigo el llanto y su sonido, cansadas cuando perecen...
Cuando acaban su camino.
Se acrecientan sus gemidos;
brabantes y solitarias, cuando su fuerza han perdido...
Tan lindas y extraordinarias.
Con berridos impresionantes; oigo el silbar y lamentos,
una tras otra al instante...
Contra la fuerza del viento.
En un vacío muy errante; teniendo breve agonía,
siguen otras más sobrantes...
Llegan plenas de alegrías.
Ya se va achicando el día;
tras sus crestas veo la luna,
en mi playa moriría...
Es mi reina; y sólo hay una.
Con sus olas y su gran viento;
junto a mi playa querida,
con besos y sentimientos...
Voy curando mis heridas.
De aquel amor tan ardiente;
disfrutando entre las olas,
terminé loco y demente,
de aquella hermosa paloma.
Tan blanca y tan inocente;
con su sabor y su aroma...
Con tal regio pretendiente.
Un amor limpio y decente;
con cariño dulce y puro,
sin mentiras indecentes...
Pero con problemas duros.
Es la historia de mi amante;
que se la llevó una ola,
su cara blanca y brillante...
Ahogada mi hermosa Lola.
La recogí en un abrazo;
las olas me la ofrecieron,
su vestido hecho pedazos...
Más su carita era un cielo.
Me han alejado de ti; por una denuncia falsa, hay mujeres que rechazan... Sea feliz en mi porvenir.
¡No me engañarán sus tramas; ni sus engaños tampoco, aunque me vuelvan tan loco... Que me convierta en un drama.
Mis sueños son sólo míos; ya no son de tu marido, porque nunca te ha querido... ¡¡Como te quiero Dios mío!!.
Entre leyes que me implican; por palizas y maltratos, miro su bello retrato... Y el dolor se multiplica.
¡Es su marido el culpable; de mi cruel alejamiento, dando alas al sufrimiento... El amor no ha de fallarle.
¿Como actúa la justicia; de implicarme en los maltratos, si pasamos buenos ratos... Con sus besos y sus caricias.
Ya sueño hasta con su pelo; con su boca color rosa, con sus ojos con su cuerpo... Con sus poemas y prosas.
Con su piel y con su aroma; con su fragancia a jazmines, de mis humildes jardines... ¡Eres preciosa paloma!.
Con sus pechos tan turgentes; tan duros como dos rocas, no me importa que las gentes... La miren, aunque sean pocas.
Que admiren su pelo en rosca. con esa piel tan morena, y ese mirar que da pena... Quedan las mujeres locas. Su cuerpo huele a canela; sus labios color de fresa, por mi culpa ella esta presa... Siendo su cuerpo candela.
Que ella no ha de merecer; ni esa triste condena, por ser una gran mujer... Mi amor siempre está, y espera.
.- Estoy loca y tan demente; ante tan bella visión, te miro desde el balcón... ¡Te quiero tan locamente!.
Desde abajo me suspiras; has visto desde la calle, en mi balcón el "detalle" Y casi ya no respiras.
El viento murmurador; de un otoño viejo y frío, como las aguas de un río... Sin sentimiento ni amor. Me comentas con tus ojos; con ademanes curiosos, un piropo muy hermoso... Lo comprendo y me sonrojo.
.- Macetas de lindas rosas; geranios y lindos claveles, nardos blancos en tus paredes... Y tu en el centro preciosa.
Campanillas color verde; alelíes y pensamientos, su aroma vaga en el viento... Y tu ojos que me pierden.
.- Sonrío y le envío un beso; y ardiente va mi mirada, creyendo que alardeaba... Al verlo bello y tan tieso.
Anoche me confundía; soñaba con ilusión, con sus besos que fluían... Que llenó mi corazón.
Sin malicia y sin razón; me sacié de sus dolores, pleno de miel y sabores... Los placeres del amor.
Me alegraba el corazón; con sus besos y caricias, con su cuerpo y sus delicias... Llenándome de pasión.
Como un torrente hacia mi; su pasión me enardecía, muy bajíto le decía... De un manantial que bebí.
.- Las amarguras más viejas; se las llevaron los vientos, queda brisa y sentimientos... Y se esfumaron mis quejas.
Su cuerpo una bendición; sus ojos negros de moro, sus caricias un tesoro... Y en mi cuerpo hay rendición.
Sus besos de dulce miel; me olvido de mi pasado, una vez que me has besado... Ya no destilo más hiel.
Besa mi cuerpo y mi alma; ¡¡cuanto te quiero Dios mio, esto es amor no es un "lió"... Mi cama y sentido aguardan.
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